viernes, 28 de agosto de 2020

27 de Agosto.

Trumo va a morir... ¡Como no!
Todo mundo argumentaba que algo pasaría, hubo quién en Twitter dijo: «Guarden este tweet», en Tik Tok también: «Algo pasará, las sombras se levantarán» y pues, no sé ustedes pero yo, ni vi sombras que se hayan levantado, ni veo que algo haya sucedido.

Ahora, si las sombras se levantaron en otro lado y/o algo sucedió, cuéntenmelo, así sabré que tenían razón.

 

 

martes, 25 de agosto de 2020

Colibrí.

Voy despertando y percibo el olor del café recién preparado. Aspiro y lleno mis pulmones con el aroma.

Volteo hacia la ventana y veo a través de una rendija en la cortina el color del cielo, que va cambiando de un color violeta a azul. Está amaneciendo y será un día despejado.

Me desperezo, me quito las cobijas de encima y me siento en la cama. Busco las pantuflas a tientas hasta que las encuentro, me las pongo y me levanto, camino hacía la silla en donde dejé la bata la noche anterior, me la pongo y abro la puerta. Salgo y me dirijo hacia el baño, que se encuentra a la izquierda de mi habitación.

Casi me encuentro frente a la puerta cuando se me ocurre voltear hacia la escalera. Está oscura lo que me indica que abajo no hay nadie, entonces, ¿de donde viene el olor a café recién preparado? En lugar de entrar al baño, empiezo a bajar despacio y poco a poco, tratando de ver si hay alguien pero no alcanzo a ver, todo está oscuro.

A ciegas busco el interruptor de la luz hasta que lo encuentro y cuando trato de accionarlo me doy cuenta que no funciona.

- ¿Hay alguien ahí? - pregunto, desconfiada y con miedo.

Nadie me responde. Sigo caminando hasta que tropiezo con una de las sillas del comedor, la hago a un lado para seguir avanzando. Entonces la veo, frente a la estufa hay una silueta fantasmal de un color entre azul y blanco que manipula una cafetera que luce igual, sirviendo en varias tazas. Veo claramente el vapor del agua caliente.

Me doy cuenta de algo extraño. A pesar de lo que estoy viendo, no tengo miedo. Entonces caigo en la cuenta que esa figura es mi padre.

- ¿Que es esto, acaso estoy soñando?

Sigo avanzando hasta que me sitúo detrás de el. Veo como el contorno de su figura se difumina y se deshace  cuando trato de tocarlo.

- Papá, ¿eres tú, que pasa? - le pregunto tratando de encontrarle el rostro. Me doy cuenta que no tiene.

Entonces escucho a mis espaldas unas voces y un sonido que parece un sollozo. Volteo y veo una silueta igual de fantasmal que pareciera ser mi madre. Ella es la que llora y otra figura la consuela. Entonces veo más allá, en la sala, hay muchas más figuras, algunas sentadas y otras de pie.

- ¿Que es esto?

Me acerco a la figura que parece ser mi madre y al tratar de tocarla pasa lo mismo, se difumina y parece deshacerse.

- ¿Mamá, que pasa, por que lloras? - le pregunto.

No recibo ninguna respuesta pero veo que la figura parece reaccionar. Levanta la cabeza y comienza a voltear, como buscando algo.

Entonces la escucho. Su voz parece distante y con eco. Un eco extraño.

- Todavía me parece escucharla Marta, parece que todavía está conmigo.

La escucho pero no entiendo. Entonces empiezo a creer que estoy soñando, que es un sueño vívido el que estoy teniendo. Algo dentro de mi parece revolverse y empiezo a sentir miedo.

- Esto no puede ser, tengo que despertar - Me digo y con el corazón latiéndome a mil por hora corro hacia las escaleras, subiéndolas de dos en dos. Llego a la puerta de mi recámara y vuelvo a entrar, solo que ahora está oscura y fría, no alcanzo ni a distinguir mi cama. A trompicones busco hasta que la encuentro y me vuelvo a recostar.

- Tengo que dormir, tengo que dormir - Me repito, cada vez mas agitada.

De repente siento como si algo muy pesado se posara sobre mi y un extraño sopor empieza a apoderarse de mi conciencia.
 
- Eso es, estoy empezando a dormir de nuevo.
 
De repente siento que despierto de nuevo, pero esta vez es diferente. Está muy oscuro y siento que me falta el aire, no puedo respirar.

- ¿Que pasa, que pasa?

Trato de levantarme pero no puedo y comienzo a buscar a oscuras. Con verdadero horror me doy cuenta de una cosa, estoy en un ataúd.

- ¡NO PUEDE SER, AYÚDENME, POR FAVOR!
 
Por más que grito, nadie me escucha. Araño con desesperación sin lograr nada. Siento como las uñas se despegan de mis dedos y la sangre comienza a escurrir. Entonces empiezo a sentir el mismo sopor pero esta vez me doy cuenta de lo que sucede, no me estoy quedando dormida, estoy muriendo.
 
- ¿Por qué, por qué yo?

El sopor me invade y antes de quedar sumida en la oscuridad siento claramente como mi corazón deja de latir y un último aliento sale de mi boca, después nada. Ya no siento nada.

- ¡He muerto, he muerto! - es el último pensamiento que alcanzo a tener.
 
De repente empiezo a ver un remolino de colores frente a mi, intenso y luminoso. Este se hace cada vez más grande hasta que me rodea por completo.
 
Al desaparecer, me veo en una ventana. Veo hacía adentro y veo a todas las personas que vi unos momentos antes, solo que ahora no son figuras fantasmales, las veo claramente. 

Trato de abrir la ventana pero me doy cuento que no puedo. Ya no tengo brazos, ahora son alas, alas que baten rápidamente. Busco mi reflejo y lo veo. Soy un colibrí.

Entro volando y me poso en el hombro de mi madre.

- Madre, aquí estoy, no me he ido - Trato de decirle aunque sé que no me escucha.
 
Morí pero no me fui. En vida, el Colibrí era mi ave favorita y ahora me he convertido uno. Puedo volar libremente e ir a donde yo quiera. Podré estar con mi madre aunque no de la forma en la que en vida hubiera querido.
 
Te doy un consejo:
 
QUIERE A TUS SERES QUERIDOS, DÍSELOS CADA VEZ, CADA DÍA Y A TODA HORA. HOY ESTAMOS AQUÍ, MAÑANA, NO LO SABEMOS.